Nueve meses después de su primer álbum y de haber declarado que el sueño había terminado, John Lennon regresó al terreno discográfico con el que sería su trabajo más reconocido y exitoso (aunque no necesariamente el mejor) de su etapa como solista. Imagine (1971), el disco, junto con “Imagine”, la canción.
¿Qué tanto se ha mitificado y sobrevalorado a ambos, el disco y la canción? Cuarenta y seis años transcurridos pueden proporcionarnos cierta perspectiva, pero no la necesaria y suficiente como para despojarnos de las simpatías y diferencias (más las primeras que las segundas) que hoy sigue despertando la figura del autor de “Strawberry Fields Forever”. Respecto a la canción, si queremos ser muy estrictos, tendremos que aceptar que musicalmente es demasiado simple. En cuanto a la letra, el hecho de que se haya convertido en una especie de himno mundial en pro de la paz, la comprensión, la tolerancia, etcétera, no la salva de su obviedad y de cierta dosis de cursilería disfrazada de poesía con mensaje: “Imagina que no hay países / no es difícil de hacer / Nada por qué matar o morir / y tampoco religión / Imagina a toda la gente/ que vive la vida en paz” o “Puedes decir que soy un soñador (¿pues no que el sueño había terminado?) / pero no soy el ünico / Espero que algún día te nos unas / y el mundo será como una unidad”. Muy bonito y bien intencionado, pero francamente naïve.
Curioso resulta, además, que ese mensaje post hippie de buena voluntad contraste de manera tan salvaje con otra de las canciones importantes del Imagine: la muy amarga y mordaz “How Do You Sleep?”, en la cual John hace cera y pabilo de su ex compañero Paul McCartney con líneas tan llenas de rencor como “Aquellos locos estaban en lo cierto cuando dijeron que estabas muerto” o “Lo único que hiciste fue ‘Yesterday’” o “Una cara bonita puede durar un año o dos, pero muy pronto ellos verán de lo que eres capaz” o “El sonido que produces es musak para mis oídos, deberías haber aprendido algo en todos estos años”. Demasiada visceralidad después de cantar al amor, la paz y “la hermandad del hombre”, como dice en “Imagine”, en la cual también nos propone imaginar “a toda la gente compartiendo el mundo” (¿todos menos Paul?). En fin…
Imagine dista de ser un disco perfecto, pero contiene cortes espléndidos como “It’s So Hard”, “Oh, My Love”, “Give Me Some Truth” y sobre todo la intensa “Crippled Inside” y la oscura “Jealous Guy”, canciones estas dos últimas en las que el Lennon vulnerable vuelve a aparecer y a mostrar el corazón abierto, como hizo en su primer álbum, con palabras como “Puedes sacar brillo a tus zapatos y usar un saco / Puedes peinar tu cabello y verte impecable / Puedes esconder tu cara detrás de una sonrisa / (Pero) una cosa no puedes ocultar y es cuando estás destrozado por dentro” y “(Llevar) una vida de perro no resulta divertido” (“Crippled Inmside”) o “Estaba soñando en cierto pasado y mi corazón latía con rapidez / Empecé a perder el control… / No fue mi intención herirte / Perdóname por hacerte llorar / No es que haya querido herirte / Sólo soy un muchacho celoso / Me estaba sintiendo inseguro / (de que) pudieras no amarme más / Estaba tiritando por dentro… / Intentaba capturar tus ojos / a pesar de que tú tratabas de esconderlos / Estaba tragando mi dolor… / Sólo soy un muchacho celoso”.
Imagine no es el disco más significativo de John Lennon (Plastic Ono Band e incluso Sometime in New York City y Rock’n’Roll podrían serlo más en ciertos modos). Sin embargo, se ha convertido en el más popular de su carrera en solitario, en el más recordado y en el más aceptado. Por algo será.
(Reseña que escribí para el Especial No. 26 de La Mosca en la Pared dedicado a John Lennon, a 25 años de su muerte, y publicado en diciembre de 2005)
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