Pensemos en todas las cosas y en todas las personas que desaparecieron en diez años.Veamos después que La Mosca sigue aquí. Veamos todas las modas,todos los grupos y sonidos que han desfilado en ese tiempo y que La Mosca ha reseñado.Todos los amores y los odios que hemos acumulado (igual que la revista).Yo soy asiduo lector antes que nada. Amo el cinismo y la ironía de sus colaboradores, la virulencia de sus lectores y aunque hay muchas y variadas personalidades creo que comparto con la mayoría un profundo amor por la música y sus crónicas más o menos afortunadas. ¿Qué otra revista de música levanta pasiones como la chifosca mosquita? ¡Cuántas cosas han sido descubiertas en México gracias a La Mosca! De la manera más cursi posible diré aquí también que para mí estos diez años son especiales porque son los diez años de mis veintes. Cuando aquella lejana primera Mosca con Saúl en la portada salió, yo tenía diecinueve añitos, Cobain estaba vivo, el grunge era entonces lo que el nu-metal es hoy (una mierda), el PRI empezaba a tambalearse, etcétera, etcétera. De vez en cuando escribo en La Mosca. A nadie conozco ahí y hasta hace poco le vi la cara al director por primera vez. El hecho de que haya aceptado mis textos de aficionado sin conocerme siquiera, habla de la inmensa apertura que existe en la revista. La Mosca. Diez años.
Andrés Soto
(Publicado originalmente en La Mosca No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso).
1 comentario:
Fue mi ejemplar más leído y más entrañable
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