Constantemente me cuestionan por qué hablo siempre mal de él. Dicen que no matizo, que me dejo llevar por las entrañas, por un rencor que va más allá de la razón y la inteligencia, que el mío es un odio gratuito y que seguramente me pagan por externar ese aborrecimiento.
Debo aclarar que no es así y que aun cuando tengo motivos fuertes y profundos para detestarlo, no lo hago. Si lo critico es porque creo tener fundamentos y porque pienso que se trata de un fantoche, de alguien que se hace pasar por quien no es, un sujeto arrogante, altanero, envarado, obtuso, un presuntuoso que ha hecho de sus farsas un modus vivendi y que lejos de unir divide, provoca inquina, habla con medias verdades y hasta con mentiras y no es capaz de ejercer la menor autocrítica. En cambio, culpa a otros de los males que él mismo provoca, acusa a sus contrarios y sobre todo a los medios, los cuales –según él– están confabulados en su contra, comprados por un enemigo que complota desde la oscuridad.
Que el tipo me resulta repelente, es cierto. Que en algún momento llegué a respetarlo y admirarlo por ciertos logros, es verdad también. Pero ya no. Desde hace tiempo me di cuenta de sus intentos por manipular, por tratar de ser siempre el número uno, aun a costa de sacrificar a varios de sus más cercanos.
Me asusta que el destino de México pueda quedar en sus manos. Sabemos que en ocasiones ha estado muy cerca de llevarse la victoria, pero al final todo para él ha sido derrota tras derrota y eso tal vez sea lo mejor, pues se trata de un individuo más bien nefasto y el triunfo lo convertiría en alguien todavía peor: más soberbio y hasta dictatorial. Porque es un tipo autoritario, sin duda alguna, e intolerante a más no poder, a pesar de su notoria incapacidad y de que sus ideas supuestamente avanzadas son en realidad retrógradas y sólo podrían llevarnos a la ruina.
Por esos y otros motivos más es que no creo que José Manuel Chepo de la Torre deba seguir dirigiendo a la selección mexicana de futbol. Podríamos quedar fuera del próximo Mundial y yo no quiero eso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario