Volver a ver después de tantos años esta cinta escrita y dirigida en 1994 por Woody Allen hizo que me sorprendiera, porque nunca la cito cuando mencionó mis cinco (y ni siquiera mis diez) películas favoritas de mi cineasta favorito. Gran pecado el mío, porque esta Balas sobre Broadway es una completa maravilla, una joya que yo había enterrado un poco en el olvido (ni siquiera le tengo en mi colección de devedés de Allen) y que al verla de nueva cuenta prácticamente me ha hecho redescubrirla y revalorarla.
La historia de un dramaturgo (David Shayne, interpretado por el buen John Cusack) que a fines de los años veinte del siglo pasado consigue financiamiento de un gangster para poner una obra de teatro en Broadway y todo lo que a partir de ello deviene, se convierte no sólo en una gran comedia, sino en toda una reflexión, a la vez humorística y violenta, cínica y ácida, acerca de la moralidad, el pecado y el crimen y de cómo podemos justificar desde la gula y la traición hasta la mentira, el engaño e incluso el asesinato con argumentaciones a nuestra conveniencia ("un artista crea su propio universo moral", dice uno de los personajes en algún momento).
La trama resulta estupenda y tiene mucho de novela negra al estilo de Raymond Chandler y Dashiel Hammet. Sobre todo vemos lo que sucede detrás del escenario, a lo largo de los ensayos: las envidias y la competencia entre los actores (y peor aún entre las actrices), los problemas con el mal libreto de Shayne, las exigencias del gangster que condiciona el financiamiento a que Olive, su amante, tenga uno de los papeles principales, pero sobre todo esa genial vuelta de tuerca que se produce cuando el guardaespaldas de Olive se da cuenta de los errores del autor de la obra y empieza a meterse en su libreto, lo que provoca la ira de éste y más tarde su reconocimiento al talento natural del matón, llamado simplemente Cheech e interpretado magistralmente por un enorme Chazz Palmintieri.
Lo que acontece en adelante y el desenlace del filme lo dejo para que lo disfruten.
Grandísima película de Woody Allen; si nunca la han visto, no se la pierdan. Es mucho mejor que la sobrevalorada Blue Jasmine y está a partir de ya entre mis primeras cinco, luego de Manhattan, Annie Hall, Crímenes y pecados y Hanna y sus hermanas.
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