sábado, 5 de diciembre de 2015

El momentum de Aurelio Nuño

La carrera por la presidencia de la república en el 2018 está más que iniciada. Entre otros, Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, Jaime Rodríguez Calderón (alias El Bronco) y, más que notoriamente, Andrés Manuel López Obrador mueven sus piezas y se mueven ellos mismos en pos de las candidaturas partidistas y/o independientes que los puedan llevar a Los Pinos y Palacio Nacional dentro de tres años.
  Mucho se ha hablado de la desleal y hasta ilegítima (aunque no ilegal) manera como AMLO ha aprovechado los recursos que recibe su partido, Morena, para promover su figura en esa delirante obsesión suya por ser presidente de México a como dé lugar. Está claro que para este personaje, los militantes de dicho instituto político son sus vasallos y están a su servicio. Por eso se hizo nombrar presidente del mismo por “aclamación” a mano alzada. Como que eso que llamamos democracia nada más no se la da al Peje. Lo suyo, lo suyo, es el autoritarismo.
  Mucho se ha hablado, también, de que los virtuales precandidatos del PRI no pueden moverse, a riesgo de (Fidel Velázquez dixit) no salir en la foto. La anquilosada tradición priista impone que personajes como Miguel Ángel Osorio, Luis Videgaray, José Antonio Meade, Manlio Fabio Beltrones o Aurelio Nuño no puedan manifestar todavía sus anhelos por ser precandidatos a la primera magistratura y ello, sin duda, los pone en desventaja ante quienes, desde la oposición, llevan un buen trecho recorrido o han comenzado a recórrelo ya.
  No obstante y dentro del corsé en que están todos metidos, uno de ellos ha empezado a destacar y ha sabido hacerlo con habilidad política. Me refiero a Aurelio Nuño, quien desde la Secretaría de Educación Pública da muestras de eficacia y determinación, algo que últimamente no se ve mucho en nuestro medio político. La manera como ha ido sacando adelante las evaluaciones de los maestros y contenido a la CNTE con persuasión y sin violencia son buen ejemplo de ello.
  Nuño está en su momentum. Veremos si éste se prolonga o si las patadas por debajo de la mesa lo afectan. La cosa se pondrá interesante. No cabe duda.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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