domingo, 6 de diciembre de 2015
Sobre el pase a la final de los Pumas
Igual podría acudir al clásico de Felipe Calderón que reza "haiga sido como haiga sido", pero por primera vez no me gustó un pase a la final de los Pumas y quedé con un sabor un tanto amargo. El planteamiento inicial y ultraconservador de Memo Vázquez, con ¡tres! contenciones, me pareció desde el inicio ajeno al espíritu puma. A nuestro director técnico le entró lo ferretista y quiso manejar la ventaja de tres goles del juego en el Azteca, pero la línea defensiva estaba muy estática y entre ésta y la de los contenciones quedaba un hueco enorme por el que los americanistas -que, hay que decirlo, salieron a romperse el alma, aunque luego su vehemencia se convirtió en demencia- transitaban a su gusto y por eso los dos primeros goles. Memo quiso enmendar con la entrada de Britos y luego de Ludueña, pero no consiguió mucho. Demasiado sufrimiento para un partido que pudo enfrentarse de mejor manera, pero al Universidad se le olvidó todo lo que hizo en el campeonato y está afrontando la liguilla con demasiadas precauciones y, peor aún, con muy mala aplicación defensiva. No sé si eso les alcance ante Toluca o Tigres. De las expulsiones, la primera me pareció justa; la segunda, exagerada (y quizá debió expulsar a Cortés por la entrada que le costó la salida y una posible fractura a Güémez). Otra vez un mal arbitraje. No hubo riña al final porque los jugadores se contuvieron. Pero bueno, los Pumas están en la final..., aunque a mí se me borró la gran sonrisa del jueves pasado, cuando le ganaron tres a cero a los cremas en el Azteca.
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