En su columna “Uno hasta el fondo” del lunes en Milenio, Gil Gamés cita algunos conceptos de Umberto Eco acerca de esa resbalosa e inasible entelequia a la que suele denominarse como “el pueblo”.
“El pueblo es sabio”, se dice. Pero, ¿cómo va a ser sabio algo que carece de existencia? Repitamos las palabras de Eco, citadas por Gamés: “En realidad, el ‘pueblo’ como expresión de única voluntad y de unos sentimientos iguales, una fuerza casi natural que encarna la moral y la historia, no existe. Existen ciudadanos que tienen ideas diferentes y el régimen democrático consiste en establecer que gobierna el que obtiene el consenso de la mayoría de los ciudadanos”.
Así es, tenemos que mirarnos como ciudadanos y no como parte de esa masa al mismo tiempo informe y uniforme, anónima y manipulable, a la que los demagogos llaman, con toda solemnidad, “el pueblo”. Somos un conjunto de individuos con intereses, visiones e ideas diferenciadas. No todos apuntamos hacia lo mismo. Por eso, de nuevo habla Eco: “Apelar al pueblo significa construir una ficción: teniendo en cuenta que el pueblo no existe como tal, el populista es aquel que se crea una imagen virtual de la voluntad popular. Mussolini lo hacía reuniendo a cien o doscientas mil personas en la Piazza Venezia que lo aclamaban y que en su condición de actores, desempeñaban el papel del pueblo”. Como aquí, en el Zócalo, con las manitas alzadas.
Dijo AMLO en su comparecencia en Milenio TV que el pueblo se equivoca menos que los políticos, porque “el pueblo tiene un instinto certero, es sabio: (que haya) consulta ciudadana y que el ciudadano nos diga ‘quiero esto’ o ‘no quiero esto’. En la democracia es el pueblo el que manda, el que decide”.
Por eso dice que apelaría “al pueblo” cada dos años para la revocación de mandato (algo que también decía Hugo Chávez). Quiere decir que lo consultaría en 2020, en 2022 y... ¿en 2024? ¿Acaso para ver si se sigue de largo otro bienio más (y otro y otro y...)? Esto aún no lo ha aclarado y estaría bien que lo hiciera. Digo, para que no haya dudas sobre sus intenciones.
Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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