Uno de los álbumes menos valorados de David Bowie es Lodger, de 1979, cuya grabación resultó complicada y llena de incidentes. Cuenta el productor del mismo, Tony Visconti, que además hacía mucho calor durante las sesiones y que por ahí tiene fotografías de Brian Eno con el torso desnudo, tratando de refrescarse. Mientras éste y el propio Visconti estaban mezclando el LP, un día irrumpió Mick Jagger en la consola y empezó a dar opiniones que nadie le pedía, como: "Esa batería no suena bien" o "No me gusta esa parte del bajo", etcétera. Terminó por hacerles perder la paciencia y cuando Visconti le pidió que se callara y los dejara efectuar su trabajo, el cantante de los Stones sonrió, se alzó de hombros y dijo: "Bueno, está bien. Yo creo que me iré al otro estudio para sabotear el disco que está grabando Joni Mitchell".
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