miércoles, 2 de mayo de 2018

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Terminé, luego de más de tres meses de estar sumido en sus páginas todos los días (páginas electrónicas, porque lo leí como e-book), la monumental y más reciente novela (que algunos dicen será la última) del escritor neoyoquino Paul Auster.
  Nunca había leído a Auster y debo decir que el libro me atrajo de tal forma que su personaje principal, Archibald Ferguson, se convirtió en un miembro más de mi familia a lo largo de unos cien días. 4 3 2 1 narra la vida de Ferguson, desde la infancia hasta los 21 años, pero en realidad lo que leemos es la vida de cuatro Ferguson, cada uno con un mismo origen familiar (su abuelo judío llegó a los Estados Unidos, desde Rusia, a principios del siglo pasado y al registrarse quiso cambiar de apellido y ponerse Rockefeller, pero una confusión burocrática hizo que lo llamaran oficialmente Ferguson), aunque con una vida que toma diferentes derroteros, distintos destinos.
  La tesis de Auster (que comparto) es que cada cosa que nos sucede cada día, cada decisión que tomamos en la rutina diaria, hace que el camino de nuestra vida se vaya bifurcando por distintas rutas y que lo que somos hoy, pudo ser de muy otra manera. De cuatro maneras, en el caso de Archie Ferguson. Eso es lo que vuelve fascinante a esta novela, a pesar de que lo que nos narra nada tiene de épico o de aventurero. No es como un relato de Jack London o Ernest Hemingway. Tiene mucho más que ver con Philip Roth, por ejemplo, aunque más cotidiano aún. Lo que vamos conociendo en paralelo, en cuatro planos, es como la vida común del personaje principal (seguramente un alter ego del propio Auster) se desarrolla. Sus estudios, sus intereses vitales (la literatura, la música, el cine, el beisbol, el basquetbol, la familia, los enamoramientos, el sexo -al menos dos de los Ferguson son bisexuales-, los viajes -París y Nueva York, sobre todo-, la política, etcétera).
  La novela es también un fresco sobre la historia de los Estados Unidos en los años cincuenta y sobre todo en los sesenta del siglo pasado y eso le da un contexto que la hace más interesante (aunque al final se centra demasiado en las protestas estudiantiles dentro de la universidad de Columbia).
  ¿Qué pudo ser un poco más corta? Es cierto. ¿Qué el final se siente precipitado? También. Sin embargo, el balance es que se trata de una gran novela y que a pesar de su longitud (¡900 páginas!), nunca se vuelve pesada o aburrida. Gran libro 4 3 2 1. En todos los sentidos.

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