Aunque grabado un año después que Tonight’s the Night, por imposiciones de la compañía disquera On the Beach (1974) apareció algunos meses antes que aquél (cosas de las corporaciones, normalmente tan poco consideradas con sus músicos, a pesar de ser éstos quienes les dan sustento y capital). Por fortuna, se trata de un trabajo tan bueno que no influyó negativamente en la carrera de Neil Young y vino a reforzarla de la mejor manera.
Estamos ante otro álbum de proporciones mayores. Aparecido después del extraordinario y controvertido LP en concierto Time Fades Away, este En la playa está lleno de sarcasmo, desparpajo y un muy filoso buen humor, lo cual se refleja en el tono de las canciones, todas ellas estupendas.
El álbum arranca con “Move On” –la respuesta cantada de Young a los intregrantes del más tarde malogrado grupo Lynyrd Skynyrd, quienes odiaron al canadiense cuando éste criticó el racismo de muchos sureños en los temas “Southern Man” y “Alabama”– y prosigue con piezas tan buenas como la evocadora “See the Sky About to Rain”, la aterradora y estructuralmente dylaniana “Revolution Blues” (dedicada a… ¡Charles Manson!), la desgarrada e indefinible “For the Turnstiles” (ese banjo, ese banjo), la sensacional “Vampire Blues” (“I’m a vampire, babe / Sucking blood everyday”), la sensual y enigmática (y homónima) “On the Beach”, la sutil y sensible “Motion Pictures” y la híper crítica y fabulosa “Ambulance Blues”, hoy un clásico del folk aunque musicalmente nada tiene que ver con el blues.
On the Beach es uno de los álbumes más subestimados de Young a pesar de su enorme calidad y urge que sea revalorado.
(Reseña que escribí originalmente para el "Especial" No. 35 de La Mosca en la Pared, publicado en noviembre de 2006)
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