Hasta 1965, el sonido de los Rolling Stones no se diferenciaba demasiado del de otros grupos ingleses que gustaban del blues, más allá de la característica voz de Mick Jagger. Pero ese año, durante una gira por los Estados Unidos, Keith Richards conoció a algunos viejos blueseros negros, quienes le revelaron un secreto que cambiaría para siempre su vida como guitarrista y el sonido de las piedras rodantes: el secreto de la afinación abierta en Sol mayor. A partir de ahí, empezó a componer temas como "Jumpin' Jack Flash", "Street Fighting Man" y, más adelante, "Brown Sugar", "Gimme Shelter" y otros más que le permitieron producir acordes nunca antes escuchados en el rock mundial.
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