Ry Cooder siempre ha sido un músico sui generis que hace lo que le gusta y no se sujeta a tendencia alguna. Desde sus épocas sesenteras, como integrante del grupo del Captain Beefheart, hasta sus recientes trabajos discográficos conceptuales, en los que muestra sus preocupaciones sociopolíticas, pasando por su trabajo como musicalizador cinematográfico (¿cómo olvidar la extraordinaria banda sonora de Paris, Texas de Win Wenders, mucho mejor que la propia película, o su trabajo en la grandiosa Crossroads de Walter Hill?) y sus colaboraciones con los más diversos músicos, Cooder ha mantenido desde siempre –y sin embargo– un perfil bajo y una modestia inversamente proporcional a su enorme calidad artística.
Nacido en la ciudad de Los Ángeles en 1947, a sus 71 años sigue tranquilamente activo y admirablemente creativo, como lo demuestra su flamante disco The Prodigal Son (Fantasy, 2018), aparecido hace poco menos de dos semanas.
Coproducido por él mismo y su hijo Joachim Cooder (quien además se hace cargo de baterías y percusiones), el buen Ry no sólo canta y toca su proverbial guitarra, sino que también es el encargado del bajo, el banjo, la mandolina y los teclados para este álbum de once cortes, de los cuales ocho son covers de viejos temas de blues, folk, country y gospel y tres son composiciones originales.
Se trata de un trabajo literalmente prodigioso, la prueba fehaciente de que dentro de una industria tan mediatizada como la discográfica se pueden seguir haciendo grandes trabajos musicales, plenos de autenticidad y emociones reales.
Las once piezas de The Prodigal Son son espléndidas y están producidas de tal manera que resulta difícil señalar las mejores. No obstante, podemos mencionar joyas como “Straight Street”, “Nobody’s Fault But Mine”, “In His Care”, “You Must Unload” y la homónima “The Prodigal Son” como verdaderas maravillas.
Un disco que abreva de las raíces de la música estadounidense y lo hace con pasión, buen gusto y hasta un toque de sentido del humor. Ry Cooder sigue siendo un grande.
(Publicado el día de hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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