sábado, 6 de octubre de 2012

Martí Batres, el nuevo Noroñas


No tardo ni dos minutos (en tiempo legislativo). Antes de que cantara el gallo, el hábil y malicioso patrocinador de la leche Bety organizó a varias diputadas perredistas, algunas de fornida estampa y morena pinta (y no me refiero al color de su piel, sino al de su devoción sectaria), las uniformó con albas camisetas y las guió con ínfulas de líder bolchevique hacia la toma, no del Palacio de Invierno, de la Bastilla o ya de perdis de la Ciudadela, sino de la indefensa tribuna de la Cámara de Diputados.
  Lo hizo con plena conciencia. No se crea que el cristalazo que se dio minutos antes contra una enorme vidriera del Palacio Legislativo, a la cual hizo añicos, afectó alguna de sus facultades mentales. Nada de eso. El nuevo guía de los diputados, semper fidelis a don Peje y su pandilla, actuó con eficacia guerrillera al treparse a la mesa donde intentaban sesionar legisladores de los otros partidos (y algunos del suyo propio) para arrancarles el micrófono (bueno, eso lo hizo una de sus Adelitas) y pronunciar un incendiario discurso en la mejor tradición fidelista (de Fidel Castro, no de Fidel Velázquez), con el fin de exorcizar a la maldita y satánica reforma laboral.
  Ahí estaba el nuevo líder: la cabeza erguida, la mirada fija en lontananza, la voz estentórea, el brazo esculpido en lo alto, el tórax inflamado de gloria… y un chipote marca diablo. Pero poco importaban ese chipote y algunos raspones, ante la tarea histórica y revolucionaria de impedir que los traidores de la mafia en el poder y sus lacayos impusieran sus oscuros y malévolos intereses.
  Apenas en su primera intervención como histrión extraordinaire, Martí Batres demostró que viene con todo y que nadie podrá disputarle el puesto que dejó vacante Gerardo Fernández Noroña, como único e indiscutible clown mayor de la Cámara baja. Ya lo vimos por el Canal del Congreso. Será el nuevo encargado de los gritos y sombrerazos en San Lázaro, el flamante animador del Circo Bejarano Hermanos.
  Porque el chou debe continuar: sia benvenuto, signore Batres!

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

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