No tardo ni dos minutos (en tiempo legislativo). Antes de
que cantara el gallo, el hábil y malicioso patrocinador de la leche Bety
organizó a varias diputadas perredistas, algunas de fornida estampa y morena
pinta (y no me refiero al color de su piel, sino al de su devoción sectaria),
las uniformó con albas camisetas y las guió con ínfulas de líder bolchevique
hacia la toma, no del Palacio de Invierno, de la Bastilla o ya de perdis de la
Ciudadela, sino de la indefensa tribuna de la Cámara de Diputados.
Lo hizo con
plena conciencia. No se crea que el cristalazo que se dio minutos antes contra
una enorme vidriera del Palacio Legislativo, a la cual hizo añicos, afectó
alguna de sus facultades mentales. Nada de eso. El nuevo guía de los diputados,
semper fidelis a don Peje y su pandilla, actuó con eficacia guerrillera al
treparse a la mesa donde intentaban sesionar legisladores de los otros partidos
(y algunos del suyo propio) para arrancarles el micrófono (bueno, eso lo hizo
una de sus Adelitas) y pronunciar un incendiario discurso en la mejor tradición
fidelista (de Fidel Castro, no de Fidel Velázquez), con el fin de exorcizar a
la maldita y satánica reforma laboral.
Ahí estaba
el nuevo líder: la cabeza erguida, la mirada fija en lontananza, la voz
estentórea, el brazo esculpido en lo alto, el tórax inflamado de gloria… y un
chipote marca diablo. Pero poco importaban ese chipote y algunos raspones, ante
la tarea histórica y revolucionaria de impedir que los traidores de la mafia en
el poder y sus lacayos impusieran sus oscuros y malévolos intereses.
Apenas en
su primera intervención como histrión extraordinaire, Martí Batres demostró que
viene con todo y que nadie podrá disputarle el puesto que dejó vacante Gerardo
Fernández Noroña, como único e indiscutible clown mayor de la Cámara baja. Ya
lo vimos por el Canal del Congreso. Será el nuevo encargado de los gritos y
sombrerazos en San Lázaro, el flamante animador del Circo Bejarano Hermanos.
Porque el chou debe continuar: sia benvenuto, signore Batres!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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