Era una muy buena amiga en facebook. Nunca la pude conocer en persona. Charlábamos de vez en cuando por el chat y aunque diferíamos en ciertas cosas, eran muchas más las coincidencias. La última vez que hablé con ella, a mediados de noviembre, me pidió que le consiguiera una playera de la Mosca. Hace justo una semana, me enteré de que había muerto. No lo podía creer (aún me cuesta trabajo creerlo). Una mujer tan joven, tan bella, tan afable, tan inteligente, se fue de la manera más trágica y terrible. Hay muchos puntos oscuros en su muerte, cuestiones que no quiero ventilar aquí por respeto a su memoria. Me contaba situaciones que vivía y que, a últimas fechas, eran cada vez más tremendas. Le aconsejé que se alejara de ciertas personas nefastas, pero aunque me daba la razón, no lo hacía. No lo hizo y el desenlace fue el peor, el más horrible y triste.
Niña hermosa, nunca te conocí en persona pero sí pude saber que eras un ser bello en todos los sentidos. Tan bello como débil y que esto último te condujo a un callejón sin salida del que sin embargo no saliste por tu voluntad. Te sacaron del mismo y de esta vida. Hay deudas que tarde o temprano tendrán que pagarse.
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