¡Ay, el Vive Latino! Cuando muchos pensábamos que el tropezón del año pasado, en que a los organizadores se les ocurrió incluir al grupo de cumbia los Ángeles Azules, iba a quedar como un mal chiste o un hecho meramente anecdótico, resulta que, lejos de eso, se trata una estrategia claramente planificada.
La semana pasada se anunció el elenco de lo que será la versión 2014 del festival y si bien hay agrupaciones de primerísimo nivel (aunque de “latinas” tienen lo que la CNTE de pacifista) como Nine Inch Nails, Primal Scream o Arcade Fire, la tendencia grupera y guapachosa no sólo persiste sino que crece y se reproduce, con la presencia de los Tigres del Norte y de algunas expresiones “sonideras” de nombres tan rocanroleros como Pablito Mix y Sonido Sonorámico.
Convertido en un híbrido elefantiásico y populachero y bajo el pretexto de que “somos un festival de cultura hispanoamericana”, el “Vive” (como le dicen algunos cursis) lleva la promiscuidad musical a su máxima expresión y lo que en sus orígenes era un festival de rock, se acerca cada vez más a transformarse en un gran tíbiri que nada tendrá que envidiar a los que sabrosamente se organizan los fines de semana en La Merced y Pantitlán. Algo que quizá ni La Maldita Vecindad, en uno de sus sueños más húmedos, se hubiese atrevido a proponer.
Por supuesto, el público cautivo (y pasivo) acepta todo sin chistar y hasta se entusiasma jubiloso. Ya veo a hipsters, darketos, punks y metaleros en hermandad rocker, al tiempo que entonan a voz en cuello la de “Jefe de jefes” o mueven el bote ante los ritmos primarios de Sonido Super Chango (sic).
El Vive Latino es un signo de dónde está eso que en México se sigue llamando rock y que es cada vez más un ente lamentable en el que se entremezclan sin pudor el pop, la cumbia, el reggaetón, el bolero, el mariachi y la música grupera. Un “rock” en el que no existe el rock. Un “rock” representado por “roqueros” de la talla de Carla Morrison o el grupo Enjambre (quienes por cierto esta vez quedaron fuera del elenco).
Tal vez llegó la hora de cambiar el apelativo del “Vive” y haya que empezar a llamarlo el “Ai muere”.
(Mi columna "Gajes del orificio" de hoy en la sección ¡hey! de Milenio Diario)
1 comentario:
Si a esas vamos, propongo a Chamín Correa, a la Tigresa de Oriente y a Sonido La Changa para la siguiente edición...
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