domingo, 8 de diciembre de 2013

Si Lennon no hubiera muerto


Cuando en 1967, los Beatles incluyeron en el álbum Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band la canción “When I’m Sixty Four”, seguramente no imaginaron que sólo un par de ellos habría de llegar a los sesenta y cuatro años. Uno, el propio autor del tema: Paul McCartney. Otro, el menos brillante del cuarteto, al menos desde un punto de vista artístico: Ringo Starr.
  Los otros dos no corrieron con la misma suerte. George Harrison murió de cáncer en 2001, a los cincuenta y ocho años, mientras que John Lennon falleció víctima de la bala de un asesino en 1980, cuando apenas había cumplido los cuarenta.
  El pasado 9 de octubre, el autor de “Imagine” y “Revolution”, de “Mother” y “Hapinees Is a Warm Gun”, de “God” y “Across the Universe” debió estar celebrando su aniversario número setenta y tres y aunque muchos lo festejaron alrededor del mundo, resulta claro que él ya no está aquí y que lo que perdura es tan sólo su obra.
  Pero, ¿qué habría pasado si John Lennon no hubiera muerto hoy hace exactos treinta y tres años?
  La famosa sentencia radical de Pete Townshend en su composición “My Generation” (“Prefiero morir antes que envejecer) no se aplicaba a lo que Lennon pensaba y sentía en 1980. Meses antes de su inesperada muerte, en el disco Double Fantasy (1980), John cantaba en “Beautiful Boy (Darling Boy)” a su pequeño hijo Sean, de escasos cinco años: “Apenas puedo esperar para verte crecer / pero supongo que ambos deberemos ser pacientes / Sí,  es un largo camino por transitar” (de esa misma canción es la famosa frase lennoniana “la vida es justo lo que te sucede mientras estás ocupado en llevar a cabo otros planes”). Asimismo, a Yoko Ono le cantaba en “Grow Old with Me, escrita también en 1980 pero aparecida en el álbum postumo  de 1984 Milk and Honey: “Envejece conmigo / lo mejor está por venir”.
  “Es duro de creer que hoy él tendría setenta años”, comentó en 2010 Elton John, al ser interrogado al respecto sobre quien fuera su gran amigo. “Es difícil pensar que John se perdió la computadora personal, el Twitter. Me pregunto qué habría hecho con todas esas cosas que ahora nos resultan tan habituales. Pero siento que él hubiese aprovechado muy bien esas herramientas y las usaría de un modo revolucionario. Él seguiría estando a la vanguardia de todo”.
  A más de tres decenios de distancia de la muerte del ex beatle, la perspectiva del tiempo nos permite apreciar la enorme cantidad de cambios que ha sufrido el mundo entre 1980 y 2013. A pesar de su fecunda imaginación, parece poco probable que Lennon hubiera vislumbrado la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética y de casi todo el bloque socialista, el surgimiento de la Unión Europea y el nacimiento del euro como moneda única, la integración multirracial en Europa y buena parte de los Estados Unidos, el ataque contra las Torres Gemelas en la propia ciudad de Nueva York donde vivió y murió, la llegada a la Casa Blanca de un presidente negro, el acelerado deterioro ambiental, el amenazante calentamiento global y tantos hechos ecológicos que han hecho de la Tierra un planeta cada vez más inhabitable. Tampoco habría imaginado los extraordinarios avances tecnológicos y su uso en la vida cotidiana de buena parte de la humanidad: no llegó a conocer el disco compacto (difundido a nivel masivo a partir de 1981), la internet, el teléfono celular, el DVD y mucho menos cosas como el iPod, el iPad, la música digitalizada, el smartphone, la grabadora digital, el libro virtual, las redes sociales, etcétera, etcétera, etcétera.
  En cuanto a la música, no llegó a saber del grunge, el britpop, el hip-hop, el trip-hop, la actual electrónica, el post rock, la world music, el alt-country, el llamado indie y tantos géneros y subgéneros que surgieron a lo largo de las tres décadas más recientes, varios de los cuales le hubiesen resultado fascinantes y muy posiblemente habría incursionado en ellos.
  Sin duda, se sentiría orgulloso de la finísima música compuesta por su hijo Sean y casi de seguro seguiría abominando de los discos de Paul McCartney. Tal vez hubiera atemperado sus posiciones políticas cercanas a la ultraizquierda y en algún momento habría hecho migas con Tony Blair y Barack Obama, lo mismo que con Bono (aunque quizá no le gustara del todo el protagonismo políticamente correcto del líder de U2).
  No hace mucho, Yoko Ono comentaba que “en los viejos días, el rock era rock, el jazz era jazz, el avant garde era avant garde, lo clásico era clásico. Hoy, en cambio, los músicos lo mezclan todo y no les importa hacerlo. Es algo hermoso”. Lennon pensaría de manera muy parecida y lo más factible es que sus composiciones, de 1980 a la fecha, habrían sorprendido a propios y extraños por su apertura y su absorción de las nuevas tendencias. No resulta difícil imaginarlo en colaboraciones lo mismo con raperos y hip-hoperos como N-Dubz, The Roots y The Streets que con diyéis como Dan the Automator o Danger Mouse (le encantaría el Grey Album, en el que este DJ combinó las canciones del álbum blanco de los Beatles con el hip-hop y la electrónica) o con grupos experimentales como TV on the Radio o The Fiery Furnaces. Sin embargo, es presumible que también se habría acercado a gente como Damon Albarn, Jarvis Cocker, Paul Weller, Jack White y hasta Noel Gallagher o que a principios de los noventa hubiera tenido una estrecha relación con Kurt Cobain.
  No debemos descartar discos con amigos de la vieja guardia como Bob Dylan, Neil Young, Eric Clapton, Elton John, Pete Townshend, Ray Davies e incluso Mick Jagger y Keith Richards y filmaciones con Martin Scorcese, Woody Allen y Terry Gilliam.
  Por supuesto que hubiese grabado con Yoko Ono (aunque tal vez a estas alturas podrían haberse divorciado), su hijo Sean y en una de esas hasta con su hijo Julian. Con McCartney llevaría una relación amable pero distante, aunque difícilmente se habría llegado a conseguir una reunión de los Beatles, incluso cuando George Harrison aún vivía.
  Imagino que Lennon seguiría viviendo en Nueva York, en el mismo edificio Dakota, y que mantendría su sentido del humor sardónico y mordaz, completamente irreverente. Sin embargo, el FBI lo habría dejado en paz desde tiempo atrás y hasta sería amigo de Barack Obama y habría recibido alguna condecoración de la Casa Blanca.
  El pasado 9 de octubre, sus más cercanos habrían festejado su onomástico y guitarra en mano, como una broma, John hubiese cantado con voz irónica y estentórea: “When I’m seventy three”.

2 comentarios:

CYDT MUSEUM Bo Art dijo...

Lennon es uno de esos temas , que nos hace reflexionar
En los
Acierto y desaciertos , pero sin duda si aun estuviera
Nos habría deleitado con por lo menos tres mas discos
De colección .
Bien por recodarlo.

Carlos Reyes López dijo...

hermoso, hermoso texto.