¿Por qué habría de suicidarse una joven talentosa, inteligente, saludable, con una carrera científica, sin problemas económicos, casada con un hombre que la ama y a quien ama, con una vida sexual plena, adorada por sus padres y aparte de todo tan bella como pocas? ¿Cómo es posible que una mujer así se quite la vida y aparezca en su habitación, desnuda, con restos de semen en la boca y con tres tiros en la cabeza? ¿Es suicidio como todos creen, menos su padre, jefe de la policía?
Cuando éste, Tom Rockwell, encarga a su detective más confiable, la mujer policía Mike Hoolihan, que investigue el doloroso caso, ya que él no cree que haya sido suicidio sino asesinato y además sospecha que el asesino es el esposo de su hija, el joven profesor de filosofía Trader Faulkner, arranca esta novela estupenda, debida a la autoría del escritor británico Martin Amis (1949).
Night Train (Anagrama) es un relato espléndido, narrado en primera persona por la detective Hoolihan quien, en efecto, se llama Mike y, por si fuera poco, tiene un físico tan fornido y masculino que podría pasar por lesbiana, aunque es tan heterosexual como la hermosa Jennifer Rockwell, la aparente víctima de una enredada trama en la que desfilan sospechosos, drogas, policías, hombres de ciencia, empleados chinos de la morgue, hipótesis cosmológicas y la teoría del caos, todo para que al final el caso quede como al principio, sin asesino culpable y con un juego macabro de la propia Jennifer, quien desde la muerte parece divertirse con Mike y los otros, pero sobre todo con Mike, la reflexiva detective ex alcohólica.
Al final, con todas las dudas y pistas irresueltas que deja la novela para que el lector trate de resolverlas o de volverse loco, a mí me quedó una más: ¿puede alguien suicidarse de tres tiros en la cabeza?
Gran narrativa la de Amis, más que recomendable. Quiero leer más obras suyas.
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