domingo, 7 de febrero de 2016

¿El disco menos bueno de los Beatles?

Posiblemente el disco menos brillante que hicieron los Beatles (aunque grabado por otro grupo –digamos los Herman’s Hermits o The Dave Clark Five- quizás habría sido el mejor), Beatles for Sale (1964) explica su irregularidad por el momento y las circunstancias en que fue producido.
  En pleno tráfago de giras y compromisos, en un año de actividad ininterrumpida, realmente resulta milagroso que el cuarteto haya podido escribir canciones y grabar un larga duración completo. Visto con severidad, podríamos considerarlo como un paso atrás, no sólo porque su predecesor, A Hard Day’s Night, había sido un trabajo excelente, sino por haber recurrido de nueva cuenta a la fórmula de los dos primeros discos de combinar temas propios con versiones de otros compositores.
  Sin embargo, el álbum contiene pequeñas grandes canciones. Lo son por ejemplo las abridoras “No Reply” (donde se habla sobre una de las peores pesadillas que puede tener cualquier ser humano: la de ver a la persona amada en brazos de otro) y “I’m a Loser” (su título lo dice todo), ambas con todo el sello de John Lennon y su talante depresiva. Lo son asimismo ese tema antecedente de la música dark que es “Baby’s in Black” o esa estupenda y alegre canción pop, muy a la McCartney, que es “Eight Days a Week”. Otros dos cortes de sutil gracia a pesar de su (muy relativo) bajo perfil son “I Don’t Want to Spoil the Party” (una bella balada de tonalidades campiranas), “Every Little Thing” y la contagiosa “What You’re Doing”.
  En cuanto a los covers, el rocanrolerismo de los de Liverpool es más que patente en la intensa y restallante manera de interpretar “Rock and Roll Music” de Chuck Berry, “Kansas City” de Lieber y Stoller y “Everybody’s Trying to Be My Baby” y “Honey Don’t”, ambas de Carl Perkins, cantadas respectivamente por Lennon, McCartney, Harrison y Starr (lo cual habla de una democracia a la hora de elegir el material ajeno).
  Beatles for Sale parece sugerir que los Beatles empezaban a hartarse ya de la constante atención y la consiguiente presión que sobre ellos ejercían la industria, el público y los medios (en ese sentido, el título del disco "Beatles a la Venta" es por demás significativo). La beatlemanía pudo haber sido divertida en su momento, pero terminaría por agobiar al grupo y este álbum lo anunciaba desde dos años antes.

(Reseña que publiqué originalmente en el Especial de La Mosca No. 8, primer volumen dedicado a los Beatles, editado en febrero de 2004)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lamento disentir por argumentos similares. Desde el punto de vista que la distancia temporal nos da, aunque eso si, tambien gracias a la distancia histórica, encontramos I'll follow the sun, que es muestra de la precocidad compositiva de McCartney. Y en cuanto a los covers, ahí esta words of love que ahora, sabemos expresaba esa necesidad de rockear, sus temas favoritos.