Terminé de leer la más reciente novela de Michel Houellebecq, esa misma que ha causado tanta sensación en Francia y en muchas partes del mundo y debo decir que me gustó mucho. No es quizá tan buena como imaginaba, pero sí resulta muy interesante, amena, entretenida y muy bien escrita. Es el primer libro que leo de Houellebecq y me dieron ganas de leer otros de sus trabajos anteriores.
La trama es de política ficción y se sitúa en 2022, cuando un partido islámico logra ganar las elecciones francesas y llega a la presidencia un musulmán, quien con el apoyo financiero de países como Arabia comienza a realizar grandes cambios en la república gala. Este es el entorno en el que vemos la vida de un catedrático universitario de literatura, especializado en la obra de Huysmans, quien observa con pasividad y azoro los cambios que se dan en el país, pero también en su entorno profesional, íntimo y sentimental.
Hay una ironía subyacente a lo largo de la novela y pasajes memorables, como la conversación que sostiene el personaje principal con un alto funcionario de educación, quien se ha convertido al Islam y explica sus ideas religiosas y metafísicas bajo la nueva visión mística que ahora tiene.
Vale mucho la pena leer Sumisión (Anagrama, 2015) y reflexionar sobre las posibilidades, no del todo lejanas o imposibles, de que algo como lo que plantea se convierta en realidad.
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