Potentes pero sensibles, desgarradas pero tiernas, irónicas pero vulnerables, apasionadas pero inteligentes, amorosas pero sin cursilerías inútiles, estas mujeres salvajes son capaces de brindar una obra sin fisuras y lejos de caer en el antiguo y frustrante agujero negro del segundo disco –ese que ha hundido a tantos grupos a lo largo de la historia y que a tantas promesas ha sumido en la ignominia y el olvido–, han conseguido superar lo ya hecho y mostrar que las agallas del plato debut eran reales y auténticas.
Diez son los cortes de Adore Life y no existe uno solo que no valga la pena, además de que cuentan con una virtud adicional: no se repiten. Cada canción responde a diferentes intensidades, a distintos humores, y lo que en unas puede ser vértigo y estruendo (“The Answer”, “T.I.W.Y.G”), en otras es contención y dramatismo (“Slowing Down the World”, “Mechanics”). Hay huellas del gótico de Siouxie and the Banshees (“Evil”) o del new wave de Pretenders (“Sad Person”), pero es la mencionada marca de PJ Harvey la que más resalta en la música de Savages, algo que ya se palpaba en el disco anterior y que aquí puede escucharse en composiciones tan vibrantes como “Adore” o “When in Love”.
En cuanto a la temática de las letras, es el amor visceral lo que reina en ellas, esa angustia por el amor perdido pero también por el amor encontrado, esa ansia por dar con el amor posible o imposible, esa mezcla de afecto y rencor que suele haber en las relaciones sentimentales y que queda tan bien reflejada en temas como “I Need Something New” o “Surrender”.
No hay más que disfrutar de este gran trabajo, una sorpresa temprana de este año que, cuando menos discográficamente, parece empezar muy bien.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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