Mi querido Roberto López me invitó, este jueves, al noticiario de Milenio Televisión que de lunes a viernes conduce, a las once de la noche, el talentoso Joaquín Fuentes, para conversar sobre la reciente portada de la revista Rolling Stone, en su versión hecha en México.
La razón para tratar dicho tema era tan simple como desconcertante: en su número de febrero, la mencionada publicación, misma que carga en sus espaldas una larguísima tradición periodística rocanrolera que se remonta a los años sesenta del siglo pasado, decidió poner en su portada la imagen, nada más y nada menos, que de la estrella del mes (como decía la antigua Notitas Musicales): Joaquín El Chapo Guzmán.
Cierto que David Bowie falleció el 10 de enero pasado y que fue (y sigue siendo) una de las figuras señeras de la historia del rock y como que lo lógico, para una revista de rock (bueno, en este caso de rock y pop), hubiese sido darle la portada al gran músico británico. Pero no, por extraños criterios editoriales, se optó por mostrar al Chapo en una de las viejas fotos que le tomaron durante su primer ingreso a la cárcel.
Cada revista, por supuesto, tiene todo el derecho de publicar en su carátula lo que se le hinche una muela y de hacer de su edición un papalote. En ese sentido, habrá que respetar la decisión de los que pergeñan la Rolling Stone México. Sin embargo, como se trata de un tema político, uno no puede sino cuestionarse si lo que se buscó fue vender más (aunque, francamente, pienso que Bowie hubiera resultado mucho más comercial) o si se pensó, con toda ingenuidad –por decirlo de una manera suave–, que la famosa entrevista que Sean Penn le hizo a Guzmán Loera realmente es una pieza ejemplar (¡ja!) del nuevo periodismo.
Por cierto que la edición de febrero de la Rolling Stone gringa lleva en portada a Leonardo Di Caprio, con una mera mención a la entrevista del Chapo, cosa que se invirtió en la versión mexicana.
En fin, lo único que me queda claro es que ya no hay que componerle corridos al Chapo Guzmán, porque ya tiene su canción oficial: “Like a Rolling Stone”.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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