lunes, 18 de noviembre de 2013
¿Caí en lo del Buen Fin?
Puede ser, no lo sé. Lo que sí sé es que si no compraba hoy el colchón que tanto me urge ya (mi espalda lo reclama), no podría hacer efectiva en mi tarjeta la posibilidad de comprarlo a quince meses sin intereses. Así que me lancé a adquirirlo y lo hice. A principios de diciembre podré volver a dormir sin hundirme en los agujeros negros que ya tiene el actual (mismo que compré hace tres años en Suburbia y me salió bastante malito; el nuevo se ve mucho mejor y tiene diez años de garantía, contra únicamente un año del que aún está en mi cama). ¿Cuántas mujeres llegaron a dormir o al menos a acostarse sobre el colchón que estoy a punto de jubilar? No tantas como hubiera querido, pero tampoco es una cantidad despreciable. Buena cuestión.
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