Apasionantes. Fascinantes. Difíciles. Complicados. Esforzados. Divertidos. Amables. Tensos. Tersos. Contradictorios. Conflictivos. Sonrientes. Tristes. Vertiginosos. Exasperantes. Cálidos. Dubitativos. Feroces. Críticos. Honestos. Sufridos. Alegres. Musicales. Legítimos. Creíbles. Golpeantes. Vacilantes. Firmes. Sensuales. Recompensantes. Decepcionantes. Literarios. Irónicos. Absurdos. Esperpénticos. Revolucionarios. Revolucionados. Erráticos. Virtuosos. Mezquinos. Trabados. Fluidos. Estructurados. Desestructurados. Destructivos. Neuróticos. Delirantes. Convencionales. Anárquicos. Destemplados. Impuntuales. Agudos. Irrespetuosos. Altaneros. Antisolemnes. Inteligentes. Tontos. Irreverentes. Cabizbajos. Sorprendentes. Rocanroleros. Quijotescos… Así y más han sido estos catorce primeros años de La Mosca, con sus altas y sus bajas, con sus épocas buenas y malas, con sus vacas gordas y sus vacas flacas. Catorce años de trabajo (casi) continuo y que con imaginación y medidas refrescantes y arriesgadas esperamos alargar por mucho tiempo más.
Editorial "Ojo de Mosca" que escribí para el No, 125 de La Mosca en la Pared, en marzo de 2008, sin imaginar que sería el último (y justo cuando festejábamos el décimo cuarto aniversario). A los pocos días, se me comunicaría que la revista iba a dejar de aparecer.
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