No se piense que es este un artículo para denostar a Miguel El Piojo Herrera, al que aún recuerdo como rudo y no muy técnico lateral de Atlante y Toros Neza y quien acaba de salvar no sólo a la selección mexicana de fut de quedarse sin ir al Mundial de Brasil, sino al gigantesco emporio del panbol nacional de quedarse, a su vez, sin una tajada multimillonaria de dólares constantes y sonantes.
Mi admiración por don Piojo y sus dotes de estratega, aunque luego de ver la nula calidad futbolística de Nueva Zelandia (sí, lo escribí bien: Zelandia), creo que incluso los Alebrijes de Oaxaca (hasta donde sé, ajenos a la CNTE) hubieran pasado por encima de los famosos kiwis.
Sin embargo, habrá que hacer notar que el futbol mexicano sigue repleto de alimañas. Desde varios notorios dueños y directivos hasta una buena cantidad de mandos medios, directores técnicos, jugadores y promotores, todos ellos lo tienen sumido en ese subdesarrollo y esa mediocridad que también afecta a nuestra política, nuestra televisión, nuestro cine y hasta al rock que en estos rumbos se pergeña.
Por ejemplo, cada vez que las cámaras de televisión tomaban el palco del estadio Azteca en donde se encontraba el inefable Justino Compeán, luego de alguno de los goles de los tricolores, daba pena ajena que el director de selecciones nacionales festejara como si estuviéramos ganando la copa del Mundo. Me remitió de inmediato al inolvidable Roque Villanueva en sus tiempos de diputeibol, mientras hacía la triunfante roqueseñal de todos tan recordada.
Alimañas, pues, como las que siguen reptando dentro de los partidos políticos (ninguno se salva de tenerlas en gran número) y de diversas organizaciones “civiles” que, con el pretexto de la lucha social, sólo buscan medrar y seguir medrando del presupuesto .
Pero de vuelta a lo que don Ángel Fernández llamaba el juego del hombre, mis felicitaciones al Piojo Herrera y a sus muchachos por sacar las papas del fuego (y a Christian Martinoli y Luis García por sus divertidas narraciones). ¡Nos vamos al Mundial! (ya casi).
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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