domingo, 1 de diciembre de 2013

¡Pobre negrito!

Me entero de que la empresa Bimbo ha decidido remplazar el nombre de ese panecillo seco cubierto de chocolate al que conocíamos como “Negrito” para rebautizarlo como “Nito” (?).
  Desconozco las razones verdaderas que hay detrás de esa determinación, pero –sospechosista que es uno– puedo imaginarlas. No sé si por motu propio o por presiones del Conapred o de alguna de esas ociosas oenegés que pululan sin oficio aunque con beneficios, pero todo parecería indicar que se trata de una muestra más de esa siniestra corrección política que nos infesta desde hace algunos años y que nos hace hablar y comportarnos como si viviéramos dentro de un gigantesco y omnipresente eufemismo.
  Casi puedo visualizar la escena. Alguien “descubrió” de pronto que la palabra “Negrito” es racista –y por tanto discriminatoria– y exigió que el pastelillo de marras cambiara de apelativo (ya en esas, mejor le hubieran puesto “Afroamericanito”). De seguir así, el siguiente paso será demandar post mortem a Francisco Gabilondo Soler, el malévolo Cri Cri, por haber compuesto esos horrores de lesa humanidad intitulados “Negrito sandía” y “La negrita Cucurumbé” o a Mercedes Sosa por haber cantado aquella de “Duerme, negrito”.
  ¿Por qué adoptamos de los gringos esa idiota pretensión de ser políticamente correctos? Hace unos meses, en un artículo que publiqué en mi columna de música “Gajes del orificio” de la sección ¡hey! de este mismo diario, mencioné que en sus inicios los integrantes de Café Tacuba se disfrazaban de “inditos” y entrecomillé la palabra para remarcar que tales disfraces me parecían una tontería. Pues no tardó un lector en mandarme un tuit para llamarme clasista y amenazarme con levantar una denuncia en mi contra, ante el Conapred, por llamar así a los indígenas… ¡y lo decía en serio!
  En fin. Ya no hay “Negritos” sino “Nitos” y me pregunto qué es lo que sigue. ¿Qué una organización civil defensora de las aves palmípedas de corral, por considerar que con su nombre se les veja, se les discrimina y se les sobaja, exija a Marinela que les cambie el nombre a los “Gansitos”?
  Yo creo que no tardan.

(Publicado ayer en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

1 comentario:

Antonio Martínez dijo...

No me extrañaría que la Conapred tenga las manos metidas en el cambio del nombre de una de mis golosinas favoritas. Saludos