La victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador y su partido ha hecho que muchos festejen el triunfo de la izquierda mexicana, un triunfo que se buscaba desde 1988, cuando “se le cayó el sistema” al hoy destacado morenista Manuel Bartlett y el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas fue despojado de la presidencia.
A simple vista parecería que, en efecto, lo de este 1 de julio fue una aplastante conquista de la izquierda nacional. Sin embargo, habría que ahondar más y preguntarse si la que ganó fue en realidad nuestra peculiar e inefable gauche.
Porque, ¿existe realmente una izquierda partidista en el país? Yo hace mucho que no la veo. Antiguos partidos como el Comunista Mexicano, el Mexicano de los Trabajadores o el Socialista Unificado de México eran, con sus defectos y sus pugnas, muy diferentes al Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Morena.
El PRD, recordémoslo, se formó por una escisión dentro del PRI y a partir de la creación de la Corriente Democrática que encabezaban el ya mencionado ingeniero Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Era una organización progresista y al sumársele gente del PCM, el PMT y el PSUM, adquirió un cariz de izquierda democrática. Por desgracia, el PRD es hoy una caricatura de sí mismo y está en riesgo de desaparecer.
En cuanto al PT, fue un invento del salinismo y Morena es una confederación de corrientes de todo signo, desde radicales trasnochados hasta personeros de la derecha ultramontana, pasando por panistas y priistas de oportunidad, líderes charros y mucha gente impresentable. Por supuesto que también hay dirigentes y militantes progresistas, honestos y con buenas intenciones, pero de toda esa ensalada no se traduce un partido de izquierda.
Morena ganó las elecciones y lo hizo de manera aplastante. Eso no se discute. Pero decir que con ello triunfó la izquierda, parece un tanto falaz.
Se dirá también que la vieja geometría política ya no existe y que proclamarse de izquierda hoy no tiene sentido. Puede ser. Aunque eso no haría sino confirmar que ganó Morena, pero no la izquierda.
(Mi columna "Cámara húngara" de hjoy en Milenio Diario)
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