Hace algunos años, Rod Stewart recordó en una entrevista que durante una gira en Australia, en la década de los setenta, se topó con una hermosa mujer rubia y que al ver que estaba sola, le hizo la plática, coquetearon y se besaron. Excitado, la invitó a su cuarto en el hotel donde se hospedaba y ya en la cama, el cantante descubrió que la rubia en realidad era... un rubio. Sin embargo, educado y flemático como buen británico, lejos de encolerizarse, el buen Rod le dijo a su acompañante que podía quedarse a pasar la noche, pero que por favor cada uno durmiera en un extremo de la cama.
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