Hoy tuvimos al fin la ansiada sesión para grabar las baterías de nueve de las canciones de mi disco. Sé que lo habitual es que las baterías y las bases rítmicas sean lo primero, pero en este caso lo hicimos al revés, sin que el orden de los factores altere al producto (o eso quiero pensar).
Chario Manes, baterista de rock y jazz, amigo de Iris Bringas y Jehová Villa Monroy (yo apenas lo conocí el día de hoy), fue el encargado de tocar la batería en todos los temas que lo requerían, con su muy fino estilo. Vive en Puebla y desde allá vino especialmente para la sesión.
Fue una jornada maratónica, aunque más rápida de lo que yo había pensado. Chario arribó desde ayer domingo y cuando llegué esta mañana a la casa-estudio, ya estaba todo perfectamente instalado y microfoneado, aparte de que Manes ya conocía las canciones, las tenía estudiadas y los cambios que yo iba sugiriendo, los realizó sin el menor problema.
Fue un gran avance para el disco que cada vez está más cerca de quedar concluido, en su fase de grabación (ya vendrán la post producción, la masterización, etcétera).
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